Algunos temas se pueden plantear desde perspectivas diferentes. Uno de ellos es el aborto, que tiene una dimensión médica, pero también legal, ética y religiosa.
Desde un punto de vista médico, un aborto es la interrupción de un embarazo, es decir, la pérdida de un feto o de un bebé en el vientre materno. Hay dos posibilidades: el aborto espontáneo (también llamado involuntario) o el inducido. En el primer caso, una mujer puede padecer un aborto por alguna anomalía natural (por ejemplo que el óvulo fecundado no se desarrolle con normalidad).En el caso del aborto inducido, la pérdida del feto depende de varias circunstancias: la propia elección de la mujer en los países donde está legalizado el aborto, un riesgo para la salud de la madre o anomalías congénitas del nasciturus (término legal para mencionar a la persona que va a nacer). En todos los casos donde el aborto está amparado por la ley hay toda una serie de limitaciones (sobre el tiempo máximo permitido para abortar o en qué condiciones puede hacerse la interrupción del embarazo). De esta manera, las circunstancias médicas están directamente relacionadas con las de carácter legal.
Desde un planteamiento ético, el aborto representa un dilema moral que afecta singularmente a la mujer. Esté legalizado o no, una mujer embaraza que se plantee interrumpir su embarazo se encuentra ante un conflicto personal en el que sus valores y sus circunstancias pueden entrar en contradicción.
El aborto desde un enfoque religioso es considerado como una práctica contraria a la ley de Dios, pues el mandato divino dice explícitamente «no matarás». En consecuencia, en ninguna circunstancia se contempla la aceptación del aborto desde la óptica de la religión (cristiana, judía o musulmana).
Ante esta diversidad de vertientes, el aborto se plantea como un problema social. De hecho, es un tema que suscita un intenso debate entre sus partidarios y detractores. Los defensores del aborto consideran que la decisión debe recaer sobre la mujer, quien libremente debe tomar una decisión. Hay una postura opuesta, la de los antiabortistas, quienes alegan que la vida debe defenderse por encima de todo y en cualquier circunstancia. Existe una postura intermedia, la de quienes defienden el derecho al aborto pero bajo ciertas condiciones y limitaciones.
Hay igualmente otras ramificaciones sobre el aborto como problema: el aborto clandestino, las secuelas psicológicas de la mujer, el embarazo en adolescentes, como consecuencia de una violación o cuando se practica a través de la denominada «píldora del día después» como método anticonceptivo en casos de emergencia (para algunos se trata una práctica abortiva).
Por último, uno de los debates vinculados con el aborto es el que se refiere a la idea del inicio de la vida, es decir, cuándo es posible afirmar que existe propiamente una vida humana.